SEGUNDO ELEGIDO
Al ver un coche salir, todos los elegidos empezaron a
ponerse nerviosos. Juan mencionó que podría ser el hombre misterioso que les
tenía encerrados. Marco y Elena fueron deprisa a intentar abrir la puerta de la
entrada, pensaron que a lo mejor todo había sido una broma de mal gusto y por
fin serían libres. Miguel entró de nuevo en la cocina para buscar más comida,
la ansiedad hacía que tuviera aún más hambre. Esmeralda empezó a gritar vamos a
morir todos. Esther intentó calmar un poco el ambiente sin mucho éxito.
Miguel salió de la cocina con un bocadillo de
calamares en la mano, llevaba la boca llena e intentaba decir algo a los demás,
pero nadie le entendía. Cuando se tragó la comida de la boca dijo:
-César no está en la cocina, se ha escapado.
-¿Qué estás diciendo gordo?- preguntó Esmeralda con
aire despectivo.
-No me insultes vieja ricachona, búscalo si no me
crees.
Todos empezaron a buscar a César por las habitaciones
que había abiertas, sin dar con el joven.
David estaba observándolos con la esperanza de que se
calmaran poco a poco, pero los nervios, gritos y golpes iban en aumento, sobre
todo por parte de Juan, que estaba fuera de sí.
-¡Oye tú! ¡Habla de una puta vez y dinos qué coño está
pasando!-gritaba dando golpes en puertas y paredes.
David entendió que la situación requería de sus
palabras, sobre todo cuando vio la cara dubitativa de Esther.
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